Decisión nº s-n de Tribunal Primero de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Falcon (Extensión Coro), de 26 de Octubre de 2010

Fecha de Resolución26 de Octubre de 2010
EmisorTribunal Primero de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación
PonenteGrisalida Maria Chirinos Urdaneta
ProcedimientoDivorcio 185 - A

Editorial
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NOVUM JUS • ISSN: 1692-6013 • E-ISSN: 2500-8692 • Volumen 13 N
o
. 1 • Enero - Junio 2019 • Págs. 7-10
EDITORIAL
La desigualdad como experiencia estética: una corta reflexión
para la sociología jurídica y política
Gran parte de los estudios sociojurídicos y sociopolíticos de la actualidad reflexionan
sobre un tema que ha sido ampliamente trabajado desde las más diversas aproxi-
maciones teóricas: la desigualdad. Este fenómeno condiciona las relaciones entre
derecho, política y sociedad. En este ámbito, derecho y política se consolidan como
instrumentos que, desde los marcos axiológicos desde los cuales son utilizados y
los intereses en juego, permiten perpetrar o enfrentar la desigualdad.
En este nuevo número que presentamos a nuestros lectores, la desigualdad vuelve
a ser protagonista. La denuncia de este fenómeno es la base de la reflexión crítica
sobre el estado jurídico y político de poblaciones que podríamos considerar
minoritarias. El acceso a la justicia por parte de mujeres en situación de discapacidad
que son víctimas de violencia sexual; las barreras visibles o invisibles que impiden
alcanzar una igualdad real entre hombres y mujeres en el ámbito educativo; las
comprensiones sobre modalidades de vulneración al derecho a la vida; el panorama
adverso condicionado por la ilegalidad que enfrentan los inmigrantes, son algunos
de los temas que serán desarrollados en este número. Son casos que, desde una
perspectiva crítica, nos invitan a reflexionar sobre la reivindicación de derechos
de poblaciones en condiciones de desigualdad y su reconocimiento político como
ciudadanos de primera categoría.
Ahora, si bien es cierto que existe un amplio y datado estudio de la desigualdad desde
la sociología jurídica y política, existe un enfoque alternativo, categorizado incluso
como posmoderno por algunos académicos, que nos permite analizar elementos
que no han sido tradicionalmente trabajados en clave de desigualdad. Este enfoque
nos lleva a pensar la desigualdad desde la relación entre derecho, política, sociedad
y estética. Desarrollemos este enfoque en las páginas que nos restan.
DOI: 10.14718/NovumJus.2019.13.1.1

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La desigualdad es un concepto de naturaleza instrumental, transversal a todas
las estructuras políticas basadas en relaciones de dominación. Es una forma de
distribución en la que las partes no recibirán cantidades semejantes del bien a ser
distribuido, lo cual se manifiesta en una experiencia estética objetiva que, a su vez, se
contrapone a experiencias estéticas subjetivas que denuncian la desigualdad. Es este
el caso, por ejemplo, de la justicia como bien que no es necesariamente distribuido
de forma simétrica, frente a lo cual surgen experiencias estéticas subjetivas que
denuncian la injusticia.
Desde la teoría de Rancière, la desigualdad puede ser asimilada al concepto de
distribución de lo sensible. Dicha distribución da cuenta:
[Del] sistema de evidencias sensibles que permite ver al mismo tiempo la
existencia de un común y las divisiones que en él definen los lugares y las
partes respectivas […] [es] una partición de los tiempos y los espacios, de lo
visible y lo invisible, de la palabra y del ruido que definen a la vez el lugar y
la apuesta de la política como forma de experiencia.1
El margen de posibilidades de acción al cual se encuentra supeditado el movimiento
de los cuerpos (agentes) en un campo social es evidencia de la desigualdad que está
inscrita de forma ontológica en nuestros ordenamientos sociales y jurídicos. Según
Rancière, la estructura política está diseñada para crear regímenes de objetividad que
constriñen el movimiento, los cuales son comprendidos como regímenes estéticos
que se materializan en un ordenamiento jurídico objetivo.
A su vez, es posible rastrear el movimiento de cuerpos que rompen con dicha
distribución de lo sensible. Estos cuerpos revindican su visibilidad en escenarios
en los que han sido condenados a la invisibilidad como resultado de la distribución
“desigual” de lo sensible. A estos casos Rancière los denomina casos de “política
estética”, en los cuales los agentes denuncian la desigualdad que opera de forma
estructural en el campo social. En este escenario podríamos ubicar las manifestaciones
artísticas de orden contestatario, por ejemplo, aquellas que pudieran contribuir a
denunciar la desigualdad entre hombres y mujeres en el ámbito educativo.
1
Jacques Rancière, El desacuerdo: política y filosofía (Buenos Aires: Nueva visión, 1996), 9.

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Desde una lectura de la teoría de Foucault,
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crear dichos regímenes estéticos podría
ser la principal estrategia biopolítica con la que se naturalizan las funciones sociales
que le corresponden a cada sujeto dentro del entramado social, ligadas, por ejemplo,
al rol de lo masculino y lo femenino. La distribución asimétrica de las formas del
ser, del hacer y del sentir es resultado de un proceso “objetivizador” naturalizado,
frente al cual existen luchas que asumen la forma de procesos de subjetivación
de resistencia. Lo anterior nos lleva a presenciar una tensión estética entre la
objetivación y la subjetivación, que tiene como núcleo de confrontación el resultado
de una distribución desigual. Para Foucault,
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dichos procesos de subjetivación
serían objeto de normalización (ortopedia política) para reintegrarlos dentro de
los márgenes objetivos de sujeción de los cuerpos, es decir, para salvaguardar los
regímenes estéticos de desigualdad.
Con Bourdieu podríamos comprender el concepto de desigualdad como funda-
mento de la distribución asimétrica del capital. La desigualdad sería el corazón
de la estructura de los campos, en tanto posibilita la reproducción de la relación
jerárquica entre agentes dominadores y dominados. Los procesos de objetivación
podrían ser reinterpretados como formas de estructuración del campo basadas
en la posesión del capital institucionalizado y los procesos de subjetivación como
formas de reivindicación de la validez de un habitus de los agentes dominados para
denunciar la desigualdad en la estructura. Este es el caso de las mujeres en condición
de discapacidad y víctimas de violencia sexual que denuncian la dificultad para
acceder a la justicia.
De acuerdo con Bourdieu,
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podríamos pensar que la forma que asume dicha
desigualdad varía de un sistema social a otro. La desigualdad, al ser el componente
fundamental que sostiene la estructura de los campos, está supeditada a las estrategias
de conservación o subversión de cada campo. El régimen de desigualdad que
distribuye las especies de capital en el campo social tendrá agentes que luchen
por defenderlo a partir de estrategias de conservación. Este es, por ejemplo, el
caso de agentes dominantes que construyen socialmente las reglas de juego frente
a la idea de lo que es legalmente válido frente a la protección o vulneración del
derecho a la vida.
2
Michael Foucault, Vigilar y castigar (Buenos Aires: Siglo del Hombre, 2003).
3
Michael Foucault, “El sujeto y el poder”. Revista Mexicana de Sociología 50, núm. 5 (1988): 3-20.
4
Pierre Bourdieu, El sentido práctico (Madrid: Siglo XXI, 2008).

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Por el contrario, agentes cuyos intereses no se ven reflejados en el statu quo del campo
lucharán por instituir una nueva estructura mediante estrategias de subversión.
Sin embargo, estas estrategias no pueden ser consideradas como procesos de
subjetivación (según Foucault) o de política estética (según Rancière), dado que
conllevan a distribuir o redistribuir el capital sin afectar la base de la estructura:
la desigualdad. El resultado de la lucha entre los agentes, bien sea con estrategias
de conservación o subversión, dará como resultado la creación de una experiencia
estética objetiva de la desigualdad para los agentes del campo y, en contraposición,
el surgimiento de experiencias estéticas subjetivas de resistencia. Una muestra de
este caso podría ser la política pública de protección patrimonial de ciertas fachadas
y la irrupción del grafiti en dichas fachadas como propuesta artística contestataria.
En este orden de ideas, si comprendemos la desigualdad como una forma de
distribución que genera una experiencia estética basada en los intereses de los agentes
dominantes, resultaría interesante, en primer lugar, explorar las particularidades de
esa experiencia estética para observar cómo el ethos de tales agentes se transforma en
práctica estética pública, es decir, ética manifiesta o, en una sola palabra, derecho.
En segundo lugar, sería pertinente observar cómo se manifiestan en contraposición
experiencias estéticas subjetivas (confrontación sustentada en la idea de desigualdad
ya desarrollada). Este tipo de análisis podría consolidarse como respuesta alternativa
desde lo sociojurídico y lo sociopolítico al problema de la desigualdad, desde el
cual se podría enriquecer la literatura, crear nuevos debates e innovar desde una
perspectiva no muy explorada en nuestras disciplinas: la estética.
Eduardo Andrés Perafán Del Campo
Director
Novum Jus
Referencias
Bourdieu, Pierre. El sentido práctico. Madrid: Siglo XXI, 2008.
Foucault, Michael. “El sujeto y el poder”. Revista Mexicana de Sociología 50, núm. 5 (1988):
3-20.
Foucault, Michael. Vigilar y castigar. Buenos Aires: Siglo del Hombre, 2003.
Rancière, Jacques. El desacuerdo: política y filosofía. Buenos Aires: Nueva visión, 1996.

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